martes, 3 de mayo de 2016

Descubriendo mi vulnerabilidad

El taller de mandalas que hicimos en clase, he querido trabajarlo durante más tiempo conmigo misma, ya que fue un taller que me caló.
 La profesora nos explicó que en un mandala podemos expresar lo que sentimos y lo que somos, el centro sería nuestra vulnerabilidad, aquello a lo que cuesta más llegar y que si llegan, pueden destruirlo en un momento o cuidarlo, todo lo demás que rodea ese centro, son las corazas que nosotros mismos nos ponemos para que nadie llegue al centro.
Mientras lo hacíamos, no debíamos pensar en nada, ya que en cuanto nos pusieramos a hacerlo, iba a salir lo que llevabamos dentro, sin necesidad de tener que estar pensando en cómo nos sentíamos y así fue. Cada mandala tenía su forma, sus colores, sus corazas... pero cada uno de ellos expresaba como nos sentíamos y se podía ver lo fácil o difícil que era llegar a la vulnerabilidad de cada uno de nosotros, era una forma más y diferente de conocernos y saber cómo somos.
Ese día, yo no sabía muy bien que sentía en mi interior y cómo me iba a salir el mandala, pero al terminarlo me dí cuenta de varias cosas que decidí analizar y pensar. Mi mandala salió así:

Me di cuenta de que ese día en mi interior había una mezcla de emociones, unas buenas y malas y por eso mi centro tenía dos colores, cada uno se identificaba con un sentimiento. La verdad que muchas veces, me siento así, siempre hay algo que no me deja estar bien completamente, algo que me hace que tenga emociones negativas, que no me permite disfrutar al máximo de las cosas buenas, aunque hay días en los que se diferencian bastante y otros como ese día que no sabía muy bien lo que sentía.
Al pararme a mirar mi mandala terminado y hacer la foto, pude percatarme también de que sin darme cuenta había plasmado lo complicado que es llegar a mi vulnerabilidad. Es algo que yo sabía, que me pongo muchas muchas corazas para que nadie pueda llegar al centro, ya que la mayoría de personas que han conseguido llegar, no me han hecho bien y solo han destruido mi vulnerabilidad.
Poco a poco he ido reconstruyendo mi vulnerabilidad y al mismo tiempo construyendo más corazas que impidan que nadie llegue a ese centro. Es algo que no me gusta, porque al fin y al cabo pocas personas conocen como soy y puedo hasta alejarlas de mí en vez de acercarlas, pero también me he dado cuenta que las personas que realmente quieren conocerme, intentan superar esas corazas y llegar a mi centro y cuidarlo.
Me gustaría tener menos corazas, pero no estaré preparada hasta que no sepa realmente quien soy y por eso, quiero descubrir mi vulnerabilidad.




Lucía Cristóbal López




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