martes, 26 de abril de 2016

A veces da miedo...

A veces da miedo, da pánico, da vergüenza, da envidia, asusta mirar directamente a los ojos de alguien.

Nunca me había parado a pensar lo importante que es mirar a los ojos y cuando hicimos esta actividad en clase dentro de mí ocurrieron muchas cosas. Yo soy una persona tímida y no me gusta que lo demás se fijen en mí, eso de llamar la atención no va conmigo. Tampoco me gusta que me miren fijamente o hablar en público, son cosas que me aterrorizan.

Durante esta actividad he de reconocer que lo pasé mal por eso mismo, no me gusta sentirme observada. Cuando estaba mirando fijamente a los ojos de mis compañeros una sensación inexplicable me recorría por dentro. No se describir si era buena o mala, simplemente fue algo diferente. Más diferente aún fue cuando mi compañera se puso a guiar la actividad.

Con todas estas cosas me di cuenta ese día que mirar a los ojos cambia muchas cosas, cada mirada es única y especial, transmite algo nuevo. Mirando a los ojos puedes ver cosas sorprendentes en personas que creías conocer y eso puede chocar bastante.
Como ya he dicho, cada mirada es especial, ¿os habéis parado a pensar en la mirada de vuestra madre?¿Habéis mirado a la persona que queréis a los ojos y la habéis dicho lo que sentís?¿Habéis mirado a vuestro mejor amigo a los ojos y os habéis dado cuenta en un segundo de todo lo que habéis pasado juntos?¿Habéis mirado a vuestros abuelos a los ojos? Todo eso impacta.

Parémonos a pensar por un momento, ¿qué hubiera pasado si la bruja hubiera mirado a los ojos a Blanca Nieves antes de ordenar su muerte?¿Quizá se hubiera sorprendido por la mirada dulce de la niña?¿La hubieran entrado más ganas de matarla?¿Se lo hubiera replanteado?¿El cazador la dejó escapar porque la miró directamente a los ojos? No lo sabemos.

Las miradas lo dicen todo de nosotros pero quienes realmente tienen las más bonitas y más dulces son los niños. A ellos sí que les miramos a los ojos sin problema. Porque esas pequeñas criaturitas tienen una mirada inocente, llena de brillo y de alegría que con el paso del tiempo se va perdiendo y nos va definiendo tal y como somos pero...
 pensad, ¿por qué los adultos no nos miramos directamente a los ojos? Porque a veces, da miedo...


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