¿Quién no se ha sentido niño alguna vez?¿A quién lo le entran ganas de volver a revivir la infancia?¿Cuántas veces hemos dejado de hacer algo porque nos resulte infantil o parezca que hacemos el ridículo? La respuesta a todas esas preguntas es MUCHAS VECES. Muchas veces hemos querido volver a revivir nuestra infancia, jugar a los juegos de entonces, ver lo programas de televisión que nos gustaban, pero no lo hemos hecho por vergüenza, por miedo a que los demás digan que nuestra conducta es infantil.
Cuando somos niños la única preocupación que tenemos es pasarlo bien y disfrutar de cada momento, pero poco a poco con el paso de los años, esa creatividad, ese espíritu infantil se va acabando. Es una pena porque ello conlleva a que cuanto mayores somos, más infelices.
Yo no creo que sea del todo así, creo que aunque vayamos perdiendo el espíritu infantil siempre queda algo en nosotros del niño que un día fuimos.
El jueves en clase de plástica estuvimos pintando con los dedos, ¿qué hay más infantil que pintar con los dedos? Nada, todos de pequeños hemos hecho actividades de ese tipo alguna vez y nos encantaba eso de mancharnos de pintura, poner nuestra mano en el papel, destrozar el dibujo del compañero, pelearnos por algún color...
Yo no es que pinte bien, ni siquiera me apasiona pintar, pero ese día disfruté como una niña pequeña. Al principio me pasó un poco como a todos, no sabía que pintar, pero entonces mis compañeros me dijeron que me dejase llevar, lo importante no era el dibujo sino pasar un buen rato. Fue entonces cuando me manché las manos y comencé a puntar. A medida que ponía mis manos en el papel recordaba mis años de infantil..
Veía a mis compañeros como todos estábamos disfrutando, unos con dibujos más alegres y otros más tristes, sacando sus miedos e inseguridades fuera, las cosas malas vamos.
Pintar así no sólo sirve para pasarlo bien, también para desconectar, desahogarse, reírse...
Mis dibujos no es que fuesen para enmarcar, incluso algunos no se sabe bien lo que son, pero, ¿qué más da? para mí lo importante no fue el dibujo, fue revivir mis experiencias de cuando era pequeña.
Todos llevamos un niño dentro que un día dejó de pasárselo bien y de hacer tonterías por el miedo al qué dirán, yo de verdad quiero que esa niña vuelva a florecer porque todas las personas del mundo merecemos pasarlo bien, sacar aquello que nos preocupa y disfrutar como niños.
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